viernes, 20 de marzo de 2015

La humildad de los sabios, #Proverbios 30

¿Qué es humildad? San Agustín escribió que la "humildad es la fundento de todas las demás virtudes, " y Simone Weil, que es "la raíz del amor." Y sin embargo, y de acuerdo a E.D. Hulse, "la humildad es una cosa extraña. En el minuto en que pensamos haberla conseguido, la perdemos."

El capítulo 30 de Proverbios, escrita por un tal Agur, hijo de Jaqué, y de quien no sabemos más, dedica todo su espacio en presentar suficientes argumentos para convencernos de nuestras limitaciones como seres humanos, y hacernos ver que la sabiduría no es en sí sabiduría a menos que esté dentro del contexto de la humildad. Agur comienza exponiéndose al decir, "Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre" (Proverbios 30:2), por lo que "si neciamente has procurado enaltecerte..., pon el dedo sobre tu boca" (Proverbios 30:32). La ignorancia o falta de sabiduría, pues, aunque involuntaria, no deja de traer sus consecuencias a los individuos. Bien dice el dicho, "la ignorancia es temeraria."

El escritor cristiano C. S: Lewis, en su libro Mere Christianity, escribió que "el primer paso hacia la humildad es darnos cuenta que somos orgullosos." Tal vez por eso Agur escribió: "Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo. ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?... No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso" (Proverbios 30:3-6). Es que una visión corta y un conocimiento limitado tienden a elevar nuestro ego.

Pertenecemos a una sociedad que es orgullosa, que justifica sus acciones y explica sus vicios. Conociendo la naturaleza humana, Agur pide a Dios que le provea sólo lo justo, lo menos lo lleva a maldecir y revelarse contra Dios, lo mucho, a negarlo (proverbios 30:8-9). Mientras que Richard Dawkins, y demás, trata de convencernos de que la idea de Dios y el establecimiento de la religión son consecuencia del mucho tiempo que tiene el hombre de espaciarse en sus pensamientos, después de haber suplido las necesidades primarias, la sociedad insiste en rechazar a Dios una vez satisfecha, suponiéndose autosuficiente. ¿Qué motiva al hijo a maldecir a su padre y madre, sino es la suposición de autosuficiencia?, ¿y al individuo a justificar sus vicios? (Proverbios 30:11-17 y 20).

Jesús abre el gran Sermón del Monte diciendo "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mateo 5:3). Sí, el camino a la sabiduría debe estar en el contexto de la humildad, no como una elección, eso sería orgullo, sino como una consecuencia del reconocimiento de quienes somos, y quién es Dios (Proverbios 30:18-19 y 24-28). Dios promete que "De nada es privada el alma que siente su necesidad" (DTG 267).

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