viernes, 20 de febrero de 2015

Palabras de #sabiduría #Proverbios 20-22

No sé si sucede con todos, pero supongo que la gran mayoría gusta de comprar productos buenos y baratos. Pero para ello, es necesario hacer algún tipo de investigación, pues todos los productos se presentan como los mejores y, considerando la supuesta calidad, como los más baratos. Ya sea que el producto sean autos, ropa, o tienda de abarrotes, todas dicen ser el mejor. Pero bien sabemos que esto no es así. Un par de años atrás, en casa se nos descompuso la aspiradora, y nos vimos en la necesidad de comprar una nueva. Al revisar las diferentes opciones que teníamos, y considerando nuestro presupuesto, encontramos que todas las marcas decían ser las mejores. Algunas muy baratas y otras muy caras, pero por la calidad del producto, decían, eran también muy baratas. Obviamente, no podíamos confiar sólo en la versión de esas compañías, así que acudimos al consejo de los consumidores. Como has de suponer, descubrimos que no todas las aspiradoras cumplían su promesa de ser la mejor, algunas, inclusive, eran de entre las peores.

Salomón dice que "muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?" (Proverbios 20:6). No por que se enfatice el decir ser, significa que se es. Vivimos en un mundo donde más y más se le da énfasis a la apariencia por encima del contenido del carácter. Estamos constantemente expuestos a individuos cuya profesión es tan superficial, como los deportistas y celebridades que se dedican a entretener, pero que sin embargo tienen una fuerte y con frecuencia desmedida influencia sobre el orden de las prioridades en la opinión pública. Pero el consejo bíblico insiste: "No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía el valiente, ni el rico en su riqueza", haciendo referencia en el valor que le ponemos a lo que sabemos, hacemos o tenemos, "mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra" (Jeremías 9:23-24).

Para hacer una correcta evaluación de quienes somos, y hacia dónde podemos llegar, debemos partir del reconocimiento de nuestra herencia de constante tendencia al mal. Salomón dice: "¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?" (Proverbios 20:9), pregunta que contesta en Proverbios 22:15, "La necedad está ligada en el corazón del muchacho." Otros textos en las escrituras dicen: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23), y "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque" (Eclesiastés 7:20).

El propósito divino es comenzar un proceso de reversión en nosotros y nuestros hijos (Proverbios 22:6) que nos lleve al estado original en el cual fuimos creados que "vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera" (Génesis 1:31). Para ello, Jesús mismo marcó la dinámica de éste proceso cuando dijo: "Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos" (Marcos 9:35). Justamente aquello que socialmente consideramos irrelevante y hasta despreciable, es justamente la dinámica que revierte nuestra herencia. En la lección de Escuela Sabática encontramos la siguiente declaración: "El carácter de una persona no se mide tanto por la sabiduría o aun por su compromiso religioso sino, más bien, por su disposición de ayudar a los pobres y los necesitados... El samaritano que salvó a su prójimo está más cerca del Reino de Dios que el sacerdote piadoso (Luc. 10:26-37)." Salomón lo expresa así: "El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará, y no será oído" (Proverbios 21:13).

Para que una actitud anti egoísta y de servicio tenga sentido, debemos reconocer nuestra relación de procedencia con aquellos que nos rodean. En la declaración de independencia de los Estados Unidos se asegura que "todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables." El concepto de igualdad no puede proceder de una mente atea, sino del reconocimiento de un origen pensado y planeado, y con un propósito adjunto a nuestra vida. Salomón asegura que "El rico y el pobre se encuentran; a ambos los hizo Jehová" (Proverbios 22:2). El trato o maltrato del prójimo es un trato o maltrato directo al Creador. Jesús dice que "en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (Mateo 25:40), y "todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12).

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