viernes, 20 de junio de 2014

La iglesia de Cristo y la ley

No que sea información nueva para nosotros, pero la Biblia es clara y consistente en establecer que siempre ha existido un código que define la lealtad o deslealtad al gobierno de Dios, inclusive, más allá de la existencia del ser humano.  La inexplicable rebelión de Lucifer, dentro de un ambiente completamente ajeno al pecado (Ezequiel 28:14-17; Isaías 14:12-15), rebelión que desató una guerra y que terminó por expulsarlo del cielo (Apocalipsis 12:7-12), dan evidencia del perenne código que clasifica y define la relación del ser creado con su creador.  Debido a las diferentes dinámicas que se han generado a través del período de tiempo que las Escrituras encierran, ese código ha sido presentado en acorde con el estado presente del ser creado, siempre condenando el espíritu de rebelión.  Así, para Lucifer, sus sentimientos de envidia y codicia, debido a la clara existencia de un código de lealtad, son condenados (Apocalipsis 12:8,9).  Con Adán y Eva no es diferente, el código de lealtad ronda en torno al "árbol de la ciencia del bien y del mal" (Génesis 2:17).  Noé, debe obedecer y potencialmente exponerse al ridículo construyendo un arca en preparación de un fenómeno natural que nunca ha existido (Génesis 6).

La ley es en sí, en sus diferentes formas de las más simples a las más complejas, el lenguaje a través del cual Dios comunica el código de lealtad de los seres creados para definir sus deberes tanto para el creador como para con el resto de la creación.

Para comunicar su ley, Dios se ha valido de individuos que en realidad no levitan por encima de los demás. Noé, Abraham, Moisés, Pablo, todos tienen sus bagaje lleno de cuestionamientos.  Sin embargo, Dios trabaja a través de corazones dispuestos.  El texto bíblico asegura que Abram "creyó a Jehová, y le fue contado por justicia."  En medio de las condiciones generadas por el gran conflicto entre el bien y el mal, Dios hace uso de gente dispuesta, aunque defectuosa y muchas veces necia, para mantener presente la opción de la salvación, hasta nuestros días (Apocalipsis 12:17 y 14:6-12).  La lección de Escuela Sabática dice: "Desde el Edén, la iglesia de Dios siempre ha estado llena de personas falibles.  La misma institución que debía ser testigo de la justicia de Dios necesita ella misma aquella justicia."

Es a través del ministerio completo de Jesucristo, que somos restablecidos y hechos, nuevamente y naturalmente leales a nuestro creador.

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