"Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación" (2 Cor. 1:7).
Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:27) cobran otro sentido. No es un sacrificio para ganar un favor, es una consecuencia de la postura que hemos tomado dentro del contexto del gran conflicto (2 Timoteo 3:12; 1 Pedro 2:21).
Algunos hemos emigrado a otras ciudades o países en busca de mejores oportunidades. Hoy tengo la oportunidad de vivir en Houston, una ciudad con el mejor sistema de hospitales en el mundo. Unos días atrás fui a visitar a una niña de once años que había sido intervenida a través de una cirugía. Fui a un hospital exclusivo para niños de 21 pisos. Al entrar en el elevador, entró junto conmigo una niña de no más de 9 años de edad con su padre. Portaba un cubre bocas y tenía la cabeza rapada. Su padre caminaba tras ella empujando un tipo "perchero" donde colgaba el suero. Evidentemente tenía cáncer. No supe qué tan avanzado estaba, o si la niña sobreviviría. No me atreví a preguntar, pues había mucha gente en el elevador. Sin embargo, tuve el corazón apretado todo el día. No hay país en este mundo, por más rico o poderoso que sea, que haya solucionado el dolor humano, la muerte, especialmente cuando se le considera "injusta", por la edad de la víctima, o la condiciones de su muerte... Éste mundo no tiene la capacidad para ofrecer lo que Dios ofrece.
En la lectura devocional para el día de hoy, George Knight escribe: "¿Es cierto que los adventistas modernos consideramos que somos peregrinos
y extranjeros en esta Tierra, y que no podemos demorarnos ni una noche más? Para muchos de nosotros, esta Tierra ha llegado a ser nuestro hogar. Estamos cómodos aquí; y nos gusta. Y entonces, la policía llama a la puerta para contarnos acerca de nuestra hija; el informe del médico dice que tenemos un cáncer en estado avanzado; el cónyuge inesperadamente demanda el divorcio. De repente, volvemos a la realidad: esta Tierra no es nuestro hogar."
y extranjeros en esta Tierra, y que no podemos demorarnos ni una noche más? Para muchos de nosotros, esta Tierra ha llegado a ser nuestro hogar. Estamos cómodos aquí; y nos gusta. Y entonces, la policía llama a la puerta para contarnos acerca de nuestra hija; el informe del médico dice que tenemos un cáncer en estado avanzado; el cónyuge inesperadamente demanda el divorcio. De repente, volvemos a la realidad: esta Tierra no es nuestro hogar."
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