jueves, 17 de enero de 2013

Creación completa

De adolescente tuve la oportunidad de aprender a tocar el corno francés.  Siendo mi madre maestra de música, tuve la oportunidad de avanzar en mi aprendizaje y ejecución del instrumento lo cual me dio el privilegio de pertenecer, aún adolescente, a la banda sinfónica de la universidad donde mis padres se desempeñaban.  Me tocó salir a diferentes giras e inclusive tocar en la sesión de 1990 de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día que se celebró en el estadio de los Potros (Colts) de Indianápolis, en los Estados Unidos.

Recuerdo en cierta ocasión, durante una práctica, hacer unas cuantas modificaciones improvisadas mientras los cornos tocábamos nuestra parte.  Mi compañero de instrumento a mi lado derecho, quien era el segundo corno (yo era tercer corno), me confrontó no brusca pero sí firmemente.  Me dijo "¿Crees que eres más inteligente que el autor?"  A lo cual yo respondí: "No."  "Toca entonces", prosiguió, "lo que está en la partitura."

La Biblia asegura que "en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho" (Gn. 2:1,2)  El texto es determinante y   categórico.  Deja de manifiesto que después que Dios completó su obra, no había necesidad de añadirle nada más.  La obra realizada durante seis días de obscuridad y luz, el acondicionamiento del planeta como también la población del mismo, quedó definido en su totalidad por lo que el texto no da espacio a sugerir un proceso evolutivo a partir de formas simples o especies en común.  En el breve relato bíblico de los orígenes, pues la Biblia dedica el grueso de su mensaje a informarnos sobre la realidad de nuestra salvación, asegura de la diversidad de animales, terrestres, acuáticos y aves creados durante la semana de la creación.

Aunque la naturaleza presenta la capacidad de los seres vivos de adaptarnos a los diferentes medios y contextos naturales (micro evolución), es decir, la capacidad de modificación física limitada dentro de una misma especie para adaptarse a los desafíos del medio ambiente, no nos da evidencias para concluir en la generación de diferentes especies evolucionadas de otras especies (macro evolución).  Tú y yo hemos visto que de un árbol de naranjas salen naranjas, y de elefantes nacen elefantes, pero nunca caballos de cebollas.

Desde la complejidad de cada organismo y su capacidad de sobrevivir en su medio ambiente apunta hacia un diseño.  Suponer que a través de un sistema macro evolutivo han llegado a existir todos los organismos del planeta es totalmente contrario a la observación y la experiencia.  Hemos observado que vida proviene de vida, ¿por qué habríamos, entonces, de suponer que en un punto de la historia de no vida salió vida (abiogénesis)?  ¡Nunca lo hemos observado!  Y los experimentos para simular las condiciones donde supuestamente se generó la vida, todos han requerido de inteligencia para llevarlos a cabo, ¿por qué entonces supondríamos que no hay inteligencia detrás de la vida en este planeta?

Solamente suponiendo, desde una perspectiva únicamente lógica basada en la experiencia en todo ser viviente, hace muchos millones de años atrás, por el azar se dieron las condiciones para que, de repente, surgiera la vida.  Pero no sólo eso...  Tuvo que surgir la vida, en cualquier forma que haya sido, el suficiente tiempo para reproducirse.  Por más lógica que pudieran parecer los argumentos del origen de las especies sin la intervención de un ser inteligente, el fundamento, el origen primario de la vida, es totalmente ilógico y fantasioso, ¿dónde has observado este fenómeno?  Porque yo he observado suficientemente que de la vida sale vida, y que de un árbol de manzanas salen manzanas.

Siguiendo el supuesto previo, ese organismo que apareció de la nada, y vivió lo suficiente para evolutivamente desarrollar un sistema de auto reproducción...  Después de muchos años, los años que se deseen, desarrolló un sistema de reproducción donde se requieren dos organismos de la misma especie con condiciones físicas y genéticas diferentes para reproducir vida.  Sin embargo, tuvieron que pasar millones de años para que ese sistema en realidad funcionara.  Mientras tanto, el sistema reproductor en desarrollo sirvió para otros fines...  ¿En serio?

En su infinita sabiduría, Dios estableció, poniéndose como ejemplo, un sistema santificado y bendecido que permitiría al ser humano, a través de su existencia, reafirmar su origen y originador (Gn. 2:1-3; Mr. 2:27).  De esta forma, la observancia del séptimo día no es únicamente un asunto doctrinal, es un ejercicio de alineación y lealtad semanal donde reconocemos (Ex. 20:8 y 11) nuestra procedencia.  Hoy, en medio de un mundo en pecado, nos reafirma al recordar de donde venimos, nos define hoy sobre quienes somos, y nos proyecta al futuro, a nuestro destino.  Dios nos proveyó de una cita de veinticuatro horas cada siete días para permitirnos acercarnos confiadamente (Heb. 4:16) a él en descanso, santificación y bendición.

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