viernes, 27 de abril de 2012

Como un estilo de vida

Recuerdo unos cuantos años atrás, cuando se estableció en nuestro pueblo, al norte del estado de Texas, un restaurante de comida rápida.  El pueblo donde vivía era pequeño y el establecimiento de ese restaurante fue todo un evento.  Una vez se pasó la euforia inicial, el restaurante no era tan solicitado como, tal vez, habíamos anticipado.  Platicando con una persona que sabe de negocios, le pregunté si valía la pena para esa cadena de restaurantes de comida rápida tener un restaurante en nuestro pueblo.  Él me dijo que a veces las compañías están dispuestas a invertir aunque el negocio no sea tan lucrativo, con tal de establecer su presencia.  En el caso de esta cadena, el establecimiento servía como un punto de referencia que ayudaba a mantenerse presente en las mentes de los posibles consumidores y que permitiera elegirles, por sobre la competencia en otras localidades.

Siguiendo el ejemplo anterior, nosotros somos puntos de referencia en la gran empresa divina de la proclamación del evangelio de salvación a toda nación, tribu, lengua y pueblo.  Así como las cadenas de comida rápida mantienen el mismo esquema, colores, logos, distribución de espacios, en todos sus restaurantes, así el pueblo de Dios adopta un estilo de vida definido por el cielo, que nos mantiene identificables de entre la "competencia".

La Biblia no es excluyente del ser humano al momento de depositar en nosotros la responsabilidad de testificar (Juan 17:11-19).  Por increíble que parezca, Dios excluyó a los ángeles y seres celestiales de la obra de la predicación para que nosotros, con pasiones semejantes a las de aquellos que queremos alcanzar (HA109), fuésemos parte activa del plan; es decir, mientras salvamos a otros, nos salvamos a nosotros mismos.  Nuestra obra de testigos no es algo que hacemos, es algo que somos (2 Corintios 3:2,3).  Queriendo o sin querer, estamos testificando constantemente.  Somos cartas abiertas cuyas obras hablan más fuerte que nuestras palabras.

Todo lo que hacemos y somos es y debe estar en conexión con la obra de testificación (1 Corintios 9:20-22).  ¿Nuestro campo misionero?  Los nuestros (Marcos 5:1-19).

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