De acuerdo a la Biblia, todo lo que existe, tenemos y somos, no es nuestro; es prestado. Por más que digamos "es mi vida", no es nuestra vida, pues nada podemos hacer para modificarnos (Jer 12:23). Nuestra complexión, altura, color de la piel, fuero predeterminados por quien nos prestó la vida para que nosotros la administremos. Así también, somos responsables ante el verdadero dueño de "nuestras" pertenencias, "nuestro" tiempo, y aquello que nos rodea, el medio ambiente.
La Biblia nos asegura de que desde un principio Dios fue claro con respecto a la relación del hombre con el medio ambiente (Gn 2:15). El ser humano fue tomado y puesto en el huerto del Edén con el objetivo bien claro de labrarlo y guardarlo. Es decir, trabajarlo y protegerlo o vigilarlo. Fuimos hechos mayordomos con la instrucción específica de hacer el mejor uso del medio ambiente que, en los planes de Dios, generaría un bien recíproco. Al cuidar el hombre del medio ambiente, el medio ambiente "cuidaría" de él (Gn 1.26-28).
Después de la entrada del pecado, las cosas cambiaron en forma radical. El perfecto balance dejó de ser entrando una degradación gradual y constante de lo creado por Dios. No es un secreto de que nos estamos auto destruyendo. El egoísmo del hombre, incluyéndonos, ha abusado del medio ambiente al grado de que somos testigos oculares de sus consecuencias. La Biblia explica en forma clara que este mundo será destruido y re creado (2 Ped. 3:10-14; Isa. 51:6; 65:1; Apoc. 21:1). A pesar de que el medio ambiente, incluyéndonos, aún refleja la maravilla de la obra creadora de Dios, el pecado se ha arraigado tanto que será necesario extirparlo en forma definitiva (Sant. 5.1-5) para re crear las condiciones originales donde Dios quiso que el ser humano viviera.
En ninguna manera esto significa que el hombre queda exento de su responsabilidad. Aún somos mayordomos de la vida, pertenencias, tiempo, habilidades, capacidades, oportunidades que Dios nos da, incluyendo el medio ambiente (Sal. 24:1; 100). Desarrollar un carácter como el de Cristo incluye el velar por le bien de los demás, y abusar del medio ambiente no es velar por el bien de los demás (Mat 22:37-40). Si Cristo no regresa antes, ¿qué mundo le estamos dejando a nuestros hijos y nietos para vivir? Abusar del medio ambiente fortifica nuestro egoísmo que busca un bien a corto plazo a expensas de un bien a largo plazo (Prov. 27:20). Por eso Dios ha provisto de estrategias para ayudarnos a desarrollar un carácter cono el suyo: depositando en nosotros la responsabilidad de trabajar y cuidarlo del medio ambiente, y dándonos un día para reflexionar en su obra creadora absteniéndonos de actividades que pueden alimentar nuestro egoísmo (Ex. 20:8-11; Neh. 13:16-19).
Concluyo con el siguiente pensamiento: "Fuera del egoísta corazón humano, no hay nada que viva para sí. No hay ningún pájaro que surca el aire, ningún animal que se mueve en el suelo que no sirva a alguna otra vida. No hay siquiera una hoja del bosque, ni una humilde brizna de hierba que no tenga su utilidad. Cada árbol, arbusto y hoja emite ese elemento de vida, sin el cual no podría mantenerse ni el hombre ni los animales; y el hombre y el animal, a su vez, sirven a la vida del árbol, y del arbusto y de la hoja" (DTG11-12). El mayor enemigo de la obra de Dios es el egoísmo. En el momento que uno vive para sí, en ese momento se rompe el delicado equilibrio y agudiza su condición degradada.
Dios, al delegarnos el cuidado del medio ambiente, nos enseña que "mi bienestar depende de tu bienestar", y no de tu desgracia.
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Si eres maestro de escuela sabática, comparto contigo los siguientes tres puntos que encierran el mensaje del tópico bíblico sugerido por la lección junto con tres preguntas que te permitirán discutirlos:
- ¿Qué tenía en mente Dios al responsabilizar al hombre de labrar y guardar el huerto del Edén?
- Somos mayordomos con la instrucción específica de cuidar el medio ambiente dentro de una dinámica de beneficio mutuo.
- ¿Cuál es el destino final de este mundo y lo que hemos acumulado en él? ¿Qué actitud debiera generar esto en mi?
- Este mundo ya no es nuestro hogar; nada de lo que aquí hay, o pueda conseguir, me lo puedo llevar conmigo...
- Consienten del destino final de este mundo, ¿cuál es mi responsabilidad para con él? ¿Qué beneficios me trae su cuidado? Dentro de este contexto, ¿qué estrategias estableció Dios para ayudarme a desarrollar un carácter como el de él?
- El cumplimiento fiel de mi responsabilidad tiene efectos sobre terceros; nos protege de nuestro egoísmo y nos ayuda a desarrollar un carácter como el de Cristo.
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