sábado, 29 de agosto de 2015

Pedro y los gentiles

El trueque es bastante desigual.  Mientras que por un lado el ser humano recibe el perdón de sus pecados y el don del Espíritu Santo, por el otro, Dios no recibe ningún beneficio mas que el reconocimiento del hombre de su estado real, y un ritual externo que muestra su entrega, devoción y lealtad a Dios(Hechos 2:38-39).  Pero éste es el evangelio.  No es en sí un negocio, sino el anuncio del plan de Dios para rescatar al hombre aún que éste no lo haya pedido, ni lo merezca.  Y es que después de la ascensión de Jesucristo, los discípulos comenzaron a experimentar las profundidades de tal verdad, primeramente Pedro (Hechos 11) para luego añadirse el apóstol Pablo.

Hechos 2 comienza a relatar ésta nueva dinámica.  Alrededor de 120 individuos han sido comisionados a conmocionar el mundo (Hechos 1:8), aunque antes deberán esperar la intervención del Espíritu Santo.  En realidad no tienen una idea, un plan o estrategia.  Sin embargo, el Espíritu Santo sobrepasa todo plan y expectativa humana por más ambiciosa que ésta sea.  La reacción en cadena se ha puesto en marcha.  Entrarán muchos al naciente movimiento, con perspectivas e ideas diferentes, aunque el texto asegura que seguirán unánimes juntos (Hechos 2:44 y 46).

No cabe duda, es una nueva dinámica que desafía los supuestos previos.  Hechos 10 hace mención de un ángel que sirve como gestador de una cita entre un predicador, con evidentes prejuicios (Hechos 10:28 y  Gálatas 2:11-14), y un solado gentil romano ajeno a las tradiciones y rituales judíos.  Aunque el ángel pudo haber presentado en muchos mejores términos el evangelio al Cornelio, es Pedro el que deberá hacerlo.  En la estrategia divina Cornelio será convertido, y también Pedro (Hechos 10:34).  A pesar de las limitaciones propias de cada individuo, es un impacto doble cuando éste se entrega a cumplir con la misión celestial de la predicación del evangelio.  Es en la ejecución de la misión que seguimos siendo educados y transformados.

El cristianismo ayudará a distinguir entre el tema de la salvación y la cultura.  Se establecerán los primeros parámetros, aunque rudimentarios, de la nueva cultura cristiana (v20-21).  Hay tensión.  La circuncisión está siendo impuesta como requisito de salvación, cuando fue establecida como distintivo nacional y requisito socio-religioso, para visiblemente definir la alianza de una nación con Dios en un momento y una circunstancia específica.

La tensión es en realidad compleja (v5).  Hoy contamos con el beneficio de la historia, pero ellos eran la historia.  Sin embargo la disputa se resolverá por: 1) La indicación en las Escrituras, y 2) la manifestación observada del espíritu Santo en los nuevos conversos (v12,15).

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