jueves, 17 de diciembre de 2009

Adventismo

Identificándonos proféticamente para llevar un mensaje especial para el tiempo del fin (Dan 8,9; Apo 12,14), he descubierto un fenómeno que ha llegado a nuestro corazón desafiando nuestra identidad y particularidad como Adventistas del Séptimo Día. Como pastor, predico y enseño de corazón los elementos distintivos de nuestro mensaje, y la solidez bíblica de nuestra doctrina asegurando a nuestros jóvenes y adultos que, a parte del elemento humano, no he encontrado un mensaje de esperanza tan bien basado en los principios y enseñanzas de la Palabra de Dios.

En términos simples, hay básicamente dos formas de establecer doctrina: 1) creyendo algo para luego buscar en la Biblia su apoyo; 2) buscar en la Biblia y encontrar tópicos, temas, enseñanzas o doctrina bien documentados a través de las Escrituras. Como Adventista del Séptimo Día, he encontrado que nuestras doctrinas provienen como resultado de un sincero y serio estudio de la Palabra de Dios, dejando a la Escritura dictar lo que es y no es doctrina. Cada una de nuestras 28 creencias fundamentales está bien enraizada en la totalidad de la Biblia y expresada en una forma clara y balanceada. Es por esta razón que un profesor me dijo en cierta ocasión de que no necesitamos una versión especial de la Biblia, como algunos quieren que creamos, para apoyar y defender nuestra posición. En realidad, dijo, cualquier versión o Biblia serviría, pues nuestra doctrina no depende de un texto sino de la Biblia como un todo.

Por otro lado, y de acuerdo con la forma de pensar hoy en día, qué difícil es proclamar de que poseemos y compartimos una verdad "más apegada a la Biblia". Suena presumido y y exclusivista, ¿no lo crees? Somos bastante claros en nuestra enseñanza de que una iglesia o denominación no salva a nadie; no todos los Adventistas del Séptimo Día serán salvos, como tampoco todos los no Adventistas del Séptimo Día se perderán.

Encontrando difícil de reconciliar estas ideas, ¿qué beneficio nos trae el poseer una verdad más apegada a la Biblia si siendo Adventista del Séptimo Día no garantiza nada? En esta era de ecumenismo religioso, de poner menos énfasis en nuestras diferencias y más en nuestras similitudes, ¿importará si guardo el Sábado si de todas formas alguien que no lo guarda puede también salvarse? ¿Cuál es, entonces, el papel que juega la verdad en nuestra salvación? ¿Dónde se encuentra la bendición de ser Adventista del Séptimo Día?

Suficiente por ahora... hablamos más tarde...

Bendiciones,

Ismael A. Castillo

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