jueves, 30 de enero de 2014

El discipulado y los enfermos

Nuestra cultura está impregnada por diferentes filosofías que buscan descifrar el ser, filosofías que han tratado de dividirlo y catalogarlo generando prácticas de vida que atentan contra la integridad del individuo.  La idea de que el cuerpo es ajeno e inclusive una prisión del alma, e ideas derivadas, han devaluado en nuestra cultura las pretensiones del evangelio cuyo mensaje, siendo Jesucristo su principal promotor, también incluye el cuerpo.  Una parte muy importante del ministerio de Jesús, a la cual le dedicó mucho de su tiempo, más que a predicar, fue atender las dolencias de quienes le seguían, que para entendernos se incluyéndose él mismo como partícipe de nuestra naturaleza.  No sólo sanó a los enfermos, sino que él mismo participó de nuestros sufrimientos (Isaías 53:4; Hebreos 4:15) dándonos una pequeña "probadita" de sus intenciones últimas, de ofrecernos vida (Marcos 5:21-43; Lucas 7:11-17; Juan 11:25,37-44; 20:9).

Siendo quien nos diseñó como raza humana y nos creó, y de quien depende nuestra vida, Jesús entiende la interconexión entre las facultades físicas, mentales y espirituales.  Fuimos creados y existimos en la conjunción de las facultades mencionadas por lo que requerimos ser sanados en la inclusión de cada una de ellas.  Al atender Jesús las dolencias físicas, reconoció dolencias a un más profundas las cuales eran social y culturalmente puestas sobre los hombros de los sufrientes en cuyas mentes resonaban preguntas como la que los discípulos hicieron: "¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" (Juan 9:2), a lo que Jesús responde: "...para que las obras de Dios se manifiesten en él" (v3).  Los evangelios nos permiten entrar en cada una de esas escenas, donde el poder sanador de Jesucristo se manifestó, y participar de sus motivos "al ver la fe de ellos", no sólo atendía su dolencia física, sino también la espiritual (Marcos 2:5).

En lo que respecta a nosotros, tenemos la oferta del mensaje adventista del séptimo día que promete sanidad al ser completo.  Es cierto, cada sábado desde el púlpito se presentan los esfuerzos del cielo por rescatar a cada uno de nosotros de la culpa del pecado, sin embargo ese no es el mensaje completo.  Tenemos el probado mensaje de salud que permite desarrollar un cuerpo sano para vivir una vida aún más plena.  Y, ¿para la mente?  "Como medio de educación intelectual, la Biblia es más eficaz que cualquier otro libro o que todos los demás libros juntos. La grandeza de sus temas, la elevada sencillez de sus expresiones, la belleza de sus figuras, avivan y elevan los pensamientos como ningún otro libro puede lograrlo. Ningún otro estudio puede impartir poder mental como el que imparte el esfuerzo que se realiza para abarcar las estupendas verdades de la revelación. La mente que en esa forma se pone en contacto con los pensamientos del Ser infinito no puede sino desarrollarse y fortalecerse." {ED 112.3}

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