jueves, 9 de enero de 2014

Hacer discípulos mediante metáforas

El libro de Hebreos abre con una declaración que busca de alguna forma abarcar los esfuerzos del cielo por eficientemente comunicar el mensaje divino a los seres humanos.  Pablo escribió: "En el pasado, Dios habló muchas veces y de muchas maneras, a nuestros padres mediante los profetas.  Pero en estos últimos días nos habló por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por medio de quien hizo los mundos" (Hebreos 1:1,2).

En el arte de la comunicación es tan importante el emisor o mensajero como el receptor.  De nada sirve un mensaje que el receptor no puede entender o asimilar.  Por tal motivo, y consciente de que el mensaje era constituido por "cosas escondidas desde la fundación del mundo" (Mateo 13:35; Salmo 78:2), los mensajeros bíblicos y Jesús hicieron uso de diferentes recursos literarios para lograrlo tales como: metáforas, símiles, parábolas, alegorías y otros.

A través del uso del lenguaje creativo el profeta Natán pudo involucrar emocionalmente a David y eliminar cualquier actitud que impidiera su arrepentimiento (2 Samuel 12:1-7), y Jesús llevó a su audiencia de lo conocido y concreto a lo abstracto y eterno (Mateo 7:24-27).  A través del lenguaje creativo, la Biblia nos permite experimentar el mensaje e involucrarnos en él más allá del elemento intelectual.  De esta forma los diferentes componentes del mensaje de Dios como la importancia de poner en acción nuestro conocimiento, de tomar decisiones correctamente pensadas, de adecuarnos para que fructifique el evangelio en nosotros, del juicio definitorio de Dios, de las responsabilidades que tenemos, o del privilegio inmerecido que se nos concede, son puestos en términos que se nos facilita asimilar.

Es necesario aclarar, sin embargo, que las doctrinas bíblicas no son extraídas de éste tipo de narrativas, pues así como no concluimos que hubo sólo tres profetas antes de Cristo (Lucas 20:9-16), pues el contexto general de la Biblia no enseña eso, tampoco extraemos nuestro entendimiento de la inmortalidad por la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), la Biblia es muy específica en este punto.  Antes bien, éste tipo de lenguaje nos permite experimentar en forma más personal y humana las doctrinas que Dios ha revelado en su Palabra.

Al hacer uso de los diferentes recursos que la naturaleza y la vida cotidiana ofrece, Dios, en Jesús, y a través de los diferentes escritores del Antiguo y Nuevo Testamento, permitió hacer de la naturaleza y la vida cotidiana un constante comunicador de su voluntad para con nosotros.  Por eso, después de experimentar los diferentes mensajes que Dios nos comparte en su Palabra, ya no podremos ver la sal, la luz, el fuego, animales, una torre, el camino, caballos, semillas, entre muchos otros, con los mismos ojos, pues una vez hecha la conexión de estos objetos utilizados para nuestra enseñanza, siempre que los veamos o utilicemos mantendremos presente y relevante el mensaje que Dios nos quiso dar.

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